Desde abajo hasta prisión

Durante todo el fin de semana hemos oído hablar a todas horas de los ya famosos «titiriteros de Madrid», la compañía Títeres desde Abajo que actuó en los carnavales de la capital.

Pero hay muchas cosas que me chocan y/o sorprenden en esta historia. Yo dividiría el problema en dos partes bien diferenciadas, como son si el espectáculo era infantil o no por un lado, y la acusación de enaltecimiento del terrorismo por otro.

  • La gente oye o lee la palabra «titiriteros» y automáticamente lo asocia a niños, cuando esto no es necesariamente así. Hoy en día, hay películas animadas para adultos y, de igual manera, existen espectáculos de marionetas dirigidos a un público no infantil.
  • Otra cosa es si esto se advirtió debidamente o no por las personas a quienes correspondiese esta tarea. Los abogados de los detenidos alegan que antes de que empezase la obra se advirtió a los padres del contenido violento de esta «por si entendían era inadecuado para sus hijos». Esta cuestión debe estudiarse y depurar responsabilidades. Claro que también está en los padres informarse de qué va a enseñar a los niños y valorar si lo consideramos apropiado para ellos o no, ya que cada cual es libre de inculcar a sus hijos las ideas que considere oportunas.
  • Existe una variedad de guiñoles conocida como «títeres de cachiporra«. Este nombre proviene de la cachiporra que esgrime el protagonista de las historias, que se caracterizan por tener como desenlace una buena paliza (violencia compartida con el género del títere en general). Esto no es algo nuevo, existe desde la Edad Media y Federico García Lorca lo recuperó en «Los títeres de cachiporra».

Llegamos al peliagudo tema del terrorismo versus la libertad de expresión.

  • La aparición de una pancarta con «gora alka- eta», que podemos traducir como «viva Al Qaeda- Eta». Habría que estudiar si en la obra se defiende esta actitud o se limitan a exponer una situación. Porque el hecho de que la simple aparición de dicha frase suponga un delito de enaltecimiento del terrorismo supondría revisar varias cintas y escritos que hablan de la organización vasca, como «el Lobo» o «GAL», por poner dos ejemplos.
  • Según un comunicado, el contexto en el que aparece la pancarta es el siguiente: un policía golpea a la bruja hasta dejarla inconsciente, y entonces coloca sobre ella el susodicho cartel para poder acusarla ante la Ley. La representación trataba de ilustrar un montaje policial. Algo que, a la vista de los acontecimientos, resulta paradójico.
  • Como curioso también es el rasero que tenemos para medir la libertad de expresión. Esta es mayor cuanto más lejano a nosotros se encuentre el problema, parece ser. A la cabeza me vienen las manifestaciones masivas con carteles que rezaban «Je suis Charlie», cómo defendíamos la libertad para que la revista publicase viñetas satíricas sobre el Islam.

Pero nuestra memoria es corta. Porque también recuerdo un programa infantil llamado «la bola de cristal»en el que unos personajes llamados electroduendes protagonizaron variadas críticas al gobierno, el terrorismo, el capitalismo… claro que por entonces España estaba eufórica con la recién estrenada libertad, y enseñar al pueblo a pensar por sí mismo era toda una novedad que todos querían experimentar.

Dos cosas tengo claras ahora mismo: una es que sale más rentable abusar de tus alumnos y confesar tu culpabilidad con gran arrepentimiento, o defraudar millones y estafar a la gente (en lugar de ir directo a la cárcel tendrás tiempo de disfrutar de tu libertad y de lo robado mientras pasas por las diferentes fases de imputado- acusado- procesado-etc)

Y la otra, es que en esta vida hay que cuestionarse todo lo que te cuentan, venga del lado que venga, antes de formarte una opinión propia del asunto.

Un pensamiento en “Desde abajo hasta prisión

  1. Este sí que es un buen artículo, una buena información, objetiva y veraz, para que el ciudadano pueda tener un criterio y una opinión propia.

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